Trump expone los laboratorios de clonación

: ¡La verdad detrás de los clonados de Biden, Modi y Bolsonaro que manipulan en secreto el poder mundial!

Febrero 18, 2024 - 11:29
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Trump expone los laboratorios de clonación

El mundo en el que vivimos no es lo que parece. Detrás del velo de la política cotidiana y de las figuras públicas se esconde una verdad tan extraña que desafía el tejido mismo de nuestra realidad. Las recientes revelaciones sobre la sustitución de figuras institucionales por clones y réplicas no son una noticia sensacionalista más; Son una ventana a una guerra oculta, una lucha contra un enemigo invisible que se ha infiltrado en las más altas esferas del poder.

Enfrentemos los hechos de frente. La idea de que los líderes mundiales y las figuras públicas sean reemplazados por clones o réplicas, una vez descartada como mera fantasía, es ahora una realidad escalofriante. La evidencia se está acumulando y las implicaciones son profundas. Esto no es un simulacro. Esta es la nueva realidad en la que vivimos.

Las fuerzas armadas de Estados Unidos, bajo el liderazgo del presidente Trump, han descubierto una operación secreta tan audaz y aterradora que nos obliga a cuestionar la realidad en la que vivimos. El descubrimiento de un laboratorio de clonación del Estado Profundo en las cuevas de Ozark no es solo una nota a pie de página en los informes de inteligencia militar; Es un testimonio de la incansable búsqueda de la verdad por parte de los militares. Este laboratorio que alguna vez fue secreto, envuelto en misterio, ahora está siendo destruido sistemáticamente. Pero la pregunta sigue siendo: ¿qué tan profunda es esta madriguera de conejo?

La promesa del general Eric M. Smith, "Haremos todo lo posible", no es solo una declaración. Es un grito de guerra contra una amenaza que está socavando el tejido de nuestra sociedad. La afirmación de Trump de que erradicar estos clones es tan importante como erradicar el verdadero Estado Profundo dice mucho sobre la gravedad de esta situación.

El descubrimiento del laboratorio subterráneo de clonación en la Antártida es nada menos que una pesadilla de ciencia ficción hecha realidad. Imagínese, si quiere, una instalación oculta bajo una ilusión holográfica, que alberga 290 centros de investigación dedicados a la más profana de las ciencias: la clonación. La imagen de un joven clon de Hillary Clinton colgando de un sombrero de copa no es solo una burla grotesca de la naturaleza. Es un símbolo de la perversión de la ciencia por parte de quienes quieren controlarnos.

La participación de figuras como Biden y Fauci en este macabro panorama agrega otra capa de traición a esta conspiración ya siniestra. La misión de las Fuerzas Especiales de destruir el Laboratorio de Clones del Estado Profundo no es solo una operación militar, sino una cruzada por el alma de nuestra nación.

La crisis de la clonación, tal como se le transmitió a Trump, revela una realidad preocupante. Tener un dispositivo en la Antártida que pueda producir clones de bebés y réplicas de celebridades no es solo una amenaza para nuestra seguridad nacional. Es un ataque a nuestra identidad colectiva. La sustitución del general Berger por el general Smith marca un cambio de estrategia, un nuevo capítulo en esta guerra encubierta.

La conversación entre Trump y el general Berger puede arrojar luz sobre la complejidad de esta crisis. La admisión de Trump sobre el tema de la clonación, aunque sea un eufemismo, revela un aspecto preocupante de la geopolítica moderna. La clonación de figuras como Gretchen Whitmer plantea interrogantes sobre el alcance de esta subversión. Los comentarios de Trump sobre Whitmer, aunque contundentes, subrayan la urgencia de esta situación.

Transportar clones de Fauci y Biden a las instalaciones médicas del ejército de Womack para realizar pruebas no es solo un esfuerzo científico, sino una búsqueda de la verdad en una época de engaño. La distinción entre lo real y lo falso nunca ha sido tan importante.

El descubrimiento de que el 50% de los líderes mundiales pueden ser clones no es solo una estadística impactante, sino también una advertencia. Estos bio-robots sin alma, sin compasión y espiritualmente estériles representan una nueva forma de tiranía. La idea de que personas como Barack Obama y Lisa Rice podrían haber sido clonadas es un escalofriante recordatorio de hasta dónde llegarán estos poderes oscuros para mantener su control.

Las características de estos clones (falta de espiritualidad, libido perturbada e intenciones asesinas insanas) pintan una imagen de seres inhumanos. Esto no es solo una anomalía científica; Es una amenaza existencial.

Los actores ocultos detrás de los más grandes líderes de la historia

Profundicemos en el reino de la duplicidad de alto riesgo, donde las figuras más poderosas de la historia han empleado dobles, clones e imitadores. Estas figuras sombrías no han sido solo meros suplentes, sino jugadores fundamentales en un gran juego de ajedrez geopolítico.

Tomemos el caso de Felix Dadaev, un hombre cuya vida fue un reflejo de Iósif Stalin, uno de los dictadores más notorios de la historia. Dadaev, actor y bailarín, tenía un parecido tan sorprendente con Stalin que fue obligado a convertirse en el doble del dictador. Su existencia fue borrada, su muerte fingida y fue arrojado a un mundo de engaños.

El papel de Dadaev fue tan importante que estuvo presente en las principales conferencias, engañando incluso a los observadores más astutos. Esta revelación plantea la pregunta: ¿cuántas de las decisiones y apariciones de Stalin fueron realmente suyas?

Pero Stalin no estaba solo en este juego de sombras. El mariscal de campo Bernard Montgomery, una figura clave en la Segunda Guerra Mundial, tenía su propio doble en Clifton James. Este actor, transformado en la viva imagen de Montgomery, desempeñó un papel crucial en uno de los momentos más cruciales de la guerra: el desembarco de Normandía. La suplantación de James engañó a los alemanes, un engaño que cambió el curso de la guerra. Este acto de subterfugio no fue solo un truco inteligente, sino un testimonio de hasta dónde llegarán los líderes para asegurar la victoria.

La práctica del uso de dobles se extiende más allá de los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Según los informes, Saddam Hussein, el infame dictador iraquí, empleó a numerosos imitadores para evadir la captura y el asesinato. Estos dobles fueron tan convincentes que, incluso después de su ejecución, hubo dudas sobre si el verdadero Saddam había sido capturado. Esta estrategia de engaño no se trataba solo de autopreservación, sino de una táctica de guerra psicológica, que sembraba dudas y confusión entre los enemigos.

El caso de Fidel Castro ilustra aún más este punto. Según los informes, el líder cubano usó dobles de cuerpo durante su enfermedad, asegurándose de que su presencia se sintiera incluso cuando estaba incapacitado. Esta táctica no solo se trataba de mantener una imagen de fuerza, sino también de sobrevivir en un mundo donde los líderes políticos están constantemente amenazados.

La historia de Sukarno, el primer presidente de Indonesia, añade otra capa a esta narrativa. El intento de la CIA de desacreditarlo usando un doble en un escándalo fabricado revela hasta dónde llegarán los gobiernos para manipular la percepción pública y orquestar caídas políticas.

Estos casos no son meras coincidencias o eventos aislados. Son parte de una imagen más amplia y compleja de la política global donde la realidad es a menudo indistinguible de la ficción. El uso de dobles e imitadores es un testimonio de lo lejos que llegarán los líderes para mantener el poder, controlar las narrativas y dar forma a la historia.

A medida que despegamos las capas de estos eventos históricos, nos quedamos con más preguntas que respuestas. ¿Cuántas decisiones atribuidas a estos líderes fueron realmente tomadas por sus dobles? ¿Cómo ha alterado este juego de sombras el curso de la historia? Las implicaciones son profundas e inquietantes.

En un mundo en el que ver ya no es creer, la verdad se convierte en una mercancía tan valiosa como esquiva. Las historias de estos dobles e imitadores no son solo notas a pie de página en la historia, sino capítulos fundamentales en una narrativa que continúa desarrollándose. Al lidiar con estas revelaciones, debemos cuestionar no solo la autenticidad de nuestros líderes, sino la naturaleza misma de la verdad.

Fuente: Expose news

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