El sueño de la energía verde de Alemania se convierte en una pesadilla
Colapso económico, fracasos medioambientales y tensiones geopolíticas

- La excesiva dependencia de Alemania de fuentes de energía renovables intermitentes, como la eólica y la solar, ha provocado una crisis energética, exacerbada por el fenómeno de Dunkelflaute (períodos sin viento ni luz solar).
- Los precios de la electricidad en Alemania son los más altos de Europa, alcanzando los 900 €/MWh durante las crisis, frente a los 250 €/MWh de la Francia nuclear.
- La precipitada eliminación de la energía nuclear en 2011 ha dejado a Alemania dependiente de las importaciones de carbón, lignito y energía, lo que la convierte en el segundo mayor emisor de CO2 por unidad de energía en Europa.
- Las industrias, incluidos los principales actores como VW y BASF, se están deslocalizando debido a los costos insostenibles de la energía, lo que amenaza la estabilidad económica de Alemania.
- La crisis ha creado tensiones geopolíticas, con los países vecinos enfrentando precios de energía inasequibles y considerando retirarse de los acuerdos energéticos.
Alemania se encuentra en una crisis energética, ya que la energía eólica y solar no proporcionan la energía adecuada
Alemania, una vez celebrada como la pionera de la energía verde en Europa, ahora está lidiando con una crisis energética autoinfligida que amenaza su economía, medio ambiente y posición geopolítica. La ambiciosa transición del país a las energías renovables, aunque encomiable en su intención, ha expuesto las vulnerabilidades de un sistema que depende demasiado de fuentes intermitentes como la eólica y la solar.
El término Dunkelflaute, que significa "calma plana y oscura", se ha convertido en sinónimo de los problemas energéticos de Alemania. Estos períodos, caracterizados por una falta simultánea de viento y luz solar, son particularmente severos durante los meses de invierno, cuando la demanda de energía alcanza su punto máximo. El 12 de diciembre de 2024, la producción de energía eólica y solar de Alemania se desplomó a solo una fracción de sus necesidades, lo que pone de manifiesto la precariedad de su red energética.
A pesar de que las energías renovables representaron casi el 60% de la producción de electricidad de Alemania en el primer semestre de 2024, estas cifras enmascaran la realidad del suministro intermitente. Por ejemplo, el 12 de diciembre de este año, la producción alemana de electricidad a partir de energía eólica y solar fue 1/30 de la demanda de la misma. Durante los episodios de Dunkelflaute, la producción eólica y solar puede caer a menos del 20% de su capacidad, lo que obliga al país a depender de las importaciones de carbón, lignito y energía de Francia, Dinamarca y Polonia.
Consecuencias económicas, ambientales y geopolíticas
Las consecuencias económicas de las políticas energéticas de Alemania son asombrosas. Los precios de la electricidad en los hogares en 2024 se situaron en una media de 400 €/MWh, alcanzando un máximo de 900 €/MWh durante las crisis, tres veces más que en Francia y Finlandia. Para las industrias, estos costos son insostenibles. Los sectores intensivos en energía, como la metalurgia y los productos químicos, se ven especialmente afectados, y las empresas se trasladan a países con energía más barata.
Mientras que grandes nombres como VW, BASF y Mercedes-Benz dominan los titulares, las verdaderas víctimas son las pequeñas y medianas empresas (pymes) que colapsan bajo el peso de los exorbitantes costes energéticos. Este éxodo industrial amenaza con vaciar la economía de Alemania, que alguna vez fue la potencia de Europa.
La transición energética verde de Alemania ha sido contraproducente desde el punto de vista medioambiental. El abandono de la energía nuclear en 2011, impulsado por el desastre de Fukushima, ha obligado al país a depender del carbón y el lignito para llenar el vacío energético. En 2024, Alemania siguió siendo el segundo mayor emisor de CO2 por unidad de energía producida en Europa, emitiendo diez veces más que Francia.
Esta dependencia de los combustibles fósiles socava el propósito mismo de las políticas de energía renovable, convirtiendo el sueño verde de Alemania en una pesadilla ambiental.
La crisis energética de Alemania tiene implicaciones geopolíticas de gran alcance. Los altos precios de la electricidad en Alemania se extienden a los países vecinos, lo que hace que la energía sea inasequible y fomenta el resentimiento. En 2024, el precio de la electricidad en los hogares de Alemania fue el más alto de Europa, con 400 €/MWh, alcanzando máximos de 900 €/MWh. Ahora están surgiendo debates sobre la retirada de los acuerdos energéticos, lo que desestabiliza aún más el panorama energético de Europa.
Los errores energéticos de Alemania son un duro recordatorio de la necesidad de políticas energéticas equilibradas y pragmáticas. La búsqueda excesiva de energías renovables por parte del país, combinada con el abandono precipitado de la energía nuclear, ha creado una tormenta perfecta de declive económico, degradación ambiental y tensión geopolítica. Los alemanes ahora deben hacer frente a los precios extremos de la energía y a la pérdida intermitente de energía.
Fuente: Natural News
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