El campo energético del corazón y el ADN

Tres descubrimientos de la física cuántica con gran impacto en nuestras vidas

Julio 26, 2023 - 10:55
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El campo energético del corazón y el ADN

Al crear nuestra realidad, no es solo el pensamiento el que está "involucrado". Hay algo más...

Hasta hace poco, los científicos creían que solo a través de nuestros pensamientos emitimos energía al exterior y que el emisor de energía más poderoso de nuestro cuerpo sería el cerebro, con sus impulsos electromagnéticos. Pero nuestros cuerpos tienen un transmisor aún más potente, el corazón, que genera un campo eléctrico mucho más grande que el del cerebro.

Este es uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX: que el corazón humano tiene un papel mucho más importante que bombear sangre al cuerpo humano.

El responsable de este descubrimiento es el Instituto de Cardiología de California, que realizó un estudio en profundidad del corazón. Se descubrió que este órgano humano está dotado de lo que llamamos "inteligencia del corazón" y que sus influencias son muy profundas para nosotros.

Las mediciones han demostrado que el corazón genera un campo eléctrico que se extiende mucho más allá de nuestro cuerpo. Este campo eléctrico tiene una cierta forma, que parece un anillo ancho alrededor del cuerpo, con un radio de aproximadamente 2-3 metros. El Instituto de Cardiología también descubrió que el corazón interactúa tanto con el cuerpo como con el entorno exterior a través de los campos electromagnéticos que genera. Tenemos razones para creer que este campo generado por el corazón tiene influencia a muchos kilómetros fuera de nuestro cuerpo, comenzando desde la ubicación física del corazón.

¿Cómo puede el corazón hacer esto? ¿Cómo se comunica? ¿Cómo se transmite la información? En primer lugar, a través de las emociones.

La ciencia nos dice que cuando sentimos una emoción, se traduce en las correspondientes energías eléctricas y magnéticas, que interactúan con las células de nuestro cuerpo y con los átomos del mundo circundante para producir esos efectos formidables de los que hablan todas las tradiciones espirituales auténticas. Ellos saben cómo dirigir la atención del aspirante al corazón, mientras nosotros lo orientamos a la razón, creando así una sociedad altamente mental basada solo en la lógica. Otros estudios sobre el corazón han demostrado que estos campos electromagnéticos generados por el corazón tienen otra causa igualmente importante: nuestras creencias, todas aquellas cosas en las que creemos firmemente y alrededor de las cuales moldeamos nuestras vidas. Así que no sólo nuestras emociones se emiten fuera, sino especialmente nuestras creencias. Y el corazón es una especie de interfaz que transforma todas nuestras emociones y creencias en energías electromagnéticas.

Entonces, a través de nuestros sentimientos, a través del amor, el perdón, la compasión, pero también a través de la ira, el odio, la ira, podemos producir cambios tanto en nuestro cuerpo como en muchas millas fuera de nosotros.

Trazando la línea, es bueno tener en cuenta el siguiente aspecto: aunque el cerebro también emite campos electromagnéticos, los científicos han demostrado que las ondas eléctricas producidas por el corazón son cien veces más fuertes, y las ondas magnéticas son 5.000 veces más fuertes que las generadas por el cerebro. Esto explica por qué la curación se logra más rápido a través del apoyo afectivo que solo a través de un proceso de pensamiento, porque emitimos más energía a través del corazón que a través del cerebro.

El ADN humano tiene una influencia directa en el mundo que nos rodea

Hay otro descubrimiento científico importante que nos muestra cómo influimos en la realidad en la que vivimos. Sabemos, teóricamente, que todo está interconectado y misteriosamente interdependiente. Pero veamos cómo se traduce esta ley al nivel de nuestro micro-universo.

Los estudios de laboratorio han demostrado que el ADN humano influye directamente en la sustancia de la que están hechos los átomos, pequeñas partículas de luz llamadas fotones.
El físico ruso Vladimir Poponin realizó algunos experimentos famosos a principios de los años 90. Puso ADN humano y fotones en un tubo de ensayo cerrado, queriendo averiguar qué influencia tiene el ADN humano en los fotones. Todo el aire fue extraído de uno de los tubos para obtener un "vacío" (vacío es un término engañoso porque no es un espacio vacío, sino que está lleno de información y energía). En tal espacio hay fotones que se pueden medir con bastante precisión con algún aparato específico.

En el experimento de Poponin, estos fotones se distribuyeron, como era de esperar, de manera desordenada, sin observar un cierto orden. Luego se insertó ADN humano en este tubo de vacío. Y ahora ha sucedido algo muy sorprendente. El ADN humano tuvo una influencia directa en los fotones: a través de una fuerza misteriosa, ordenó que los fotones tuvieran formas regulares.

Esto es muy, muy profundo porque muestra que la sustancia a partir de la cual somos creados, que es el ADN, tiene una influencia directa en las partículas en el mundo que nos rodea. Esta es la primera vez que la ciencia occidental ha demostrado lo que las antiguas tradiciones espirituales decían hace mucho tiempo: somos una parte integral de este mundo y estamos constantemente influyendo en él.

Y el experimento no se detiene ahí. Cuando se extrajo ADN humano del tubo de ensayo, los fotones se comportaron como si el ADN todavía estuviera presente allí. Mantuvieron su posición ordenada. Los fotones y el ADN humano todavía estaban conectados, aunque habían sido separados físicamente. Parecía que algún campo sutil todavía los mantenía unidos.

La conclusión del experimento de Poponin fue que hay un campo cuántico que nos une con todo lo que nos rodea. A través de este campo, siempre estamos en contacto con todos y con todo, seamos conscientes de ello o no.

El ADN humano está a su vez influenciado por los sentimientos

Los sentimientos humanos que brotan del corazón, respaldados por nuestras fuertes creencias, alteran efectivamente la forma del ADN e influyen en los átomos, como hemos visto.

Se probaron los efectos de los sentimientos puros en el ADN. Para ello, se aisló ADN de diferentes personas en un tubo de ensayo. Estos tubos de ensayo de ADN fueron sometidos a fuertes campos emocionales. Para ello, los sujetos del experimento utilizaron diferentes técnicas emocionales y espirituales.

Se observó algo que, según las antiguas leyes de la física, no debería haber sucedido. Como el participante emitió un fuerte campo emocional, se pudieron medir las reacciones eléctricas en el ADN. Las personas que participaron en esta prueba pudieron influir en la molécula de ADN en el tubo de ensayo solo a través de sus emociones fuertes. Cuando los sujetos del experimento emitieron estados de amor, gratitud, la molécula de ADN se expandió, las cadenas de ADN se abrieron, se agrandaron. Cuando esos sujetos experimentaron ira, frustración, estrés, la molécula de ADN se encogió y bloqueó muchos de sus códigos, respondiendo a las emociones negativas con una contracción obvia. Se ha observado empíricamente cómo nuestras emociones, creencias, sentimientos pueden alterar la estructura de la molécula de ADN, así como su ordenamiento en las células.

Además, los científicos señalaron que este bloqueo de los códigos de ADN podría deshacerse tan pronto como los experimentadores emitieran estados de gratitud, amor y felicidad nuevamente.

Estos descubrimientos, que mostraron que los genes de ADN son alterados por energías externas, sientan las bases para una nueva ciencia llamada epigenética. El cerebro es un centro de comando que interpreta eventos externos y luego envía las señales correspondientes al cuerpo. Estas señales incluyen tanto reacciones bioquímicas como ondas electromagnéticas. Estas señales influyen directamente en las células y, por lo tanto, producen cambios en sus códigos genéticos.

Usando un reloj atómico muy preciso, se midió la diferencia de tiempo entre la emisión de una emoción y la reacción del ADN. Se observó que la reacción del ADN siempre tenía lugar simultáneamente. Todo lo que pensamos y sentimos, nuestro ADN lo percibe en menos de un nanosegundo (0,000000001 segundos), independientemente de si la muestra de ADN está cerca de nosotros o al otro lado de la Tierra.

¿Conclusión? Nuestros pensamientos y sentimientos pueden alterar el ADN, y el ADN altera directamente la materia a partir de la cual se estructura el mundo.

Cuando experimentamos ciertos estados, como, por ejemplo, la compasión, el perdón, el amor, pero también estados negativos, como la ira, el odio, la ira, los celos, influimos directamente en la estructura de nuestro ADN, y estos cambios se propagan en nuestro cuerpo, así como fuera de nosotros a distancias extraordinariamente grandes, debido al campo cuántico, influyendo en todo lo que existe en este mundo.

A continuación los invito a ver dos presentaciones del Dr. Lipton, quien en 1982 comenzó a estudiar los principios de la física cuántica y cómo podrían integrarse en su comprensión de los sistemas de procesamiento de información a nivel celular. El Dr. Lipton desarrolló estudios innovadores de la membrana celular, que revelaron que la capa externa de la célula era un homólogo orgánico de una computadora, el equivalente de la célula al cerebro.

Sus estudios realizados en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford entre 1987 y 1992 revelaron que el medio ambiente, que opera a través de la membrana celular y controlado por las manifestaciones y la psicología de la célula, activa o desactiva los genes. Sus hallazgos, que iban en contra de la opinión de que la vida está controlada por los genes, presagiaron uno de los campos de estudio más importantes de la actualidad, el de la epigenética. Dos importantes revistas científicas basadas en estos estudios han definido las vías moleculares que conectan la mente y el cuerpo. Muchos artículos posteriores de otros investigadores validaron sus conceptos e ideas. El Dr. Bruce Lipton es visto como una de las principales voces de la nueva biología.

Fuente: Luz de la verdad

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