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Cómo JFK, Trump, Putin y Xi Unidos contra el Plan de Dominación Mundial de la CIA se atraen
La era digital ha abierto no sólo los avances en la tecnología, sino también una nueva frontera para la guerra, una que trasciende los campos de batalla físicos de antaño a los reinos virtuales que nos conectan a todos. Los acontecimientos recientes han arrojado un foco de atención evidente en una operación sofisticada que, al tiempo que se disfraza de mera anomalía en las telecomunicaciones, insinua una realidad mucho más oscura, una en la que las cuerdas del poder global no se sacan a la luz, sino de las sombras.
En el corazón de este enigma digital se encuentra un evento que interrumpió la red de AT&T, inicialmente atribuido a una llamarada solar. Sin embargo, el carácter selectivo de esta perturbación plantea cuestiones que no se pueden pasar por alto. Las bengalas solares, por su propia naturaleza, son indiscriminadas, afectando a una amplia gama de comunicaciones electrónicas y satélites. El hecho de que este incidente atacó específicamente a AT&T, persigando a incontables otras corporaciones y satélites, incluidos los de SpaceX, apunta a un ataque calculado en lugar de una coincidencia cósmica.
Ahondando en esta laberíntica trama emergen, surgen conexiones, trazando una línea de la inteligencia estadounidense y británica, a través de los pasillos de la OTAN y Davos, a una sombría coalición con el Partido Comunista Chino (PCCh) en su nexo. Esta coalición, supuestamente involucrando a la CIA, el MI6 y otras facciones globalistas, supuestamente ha estado orquestando una guerra clandestina no sólo contra enemigos externos sino dentro del propio tejido de la propia China.
La revelación de que se está gestando una guerra civil dentro del ejército chino, enfrentando facciones unas contra otras en un intento de destronar al PCCh, subraya la complejidad de este juego de ajedrez global. Los esfuerzos de Xi Jinping para desmantelar la influencia de la CIA dentro de China, una operación que ha visto el paralizante de los esfuerzos de espionamiento de Estados Unidos y la eliminación de agentes, señala una lucha titánica por el alma de una superpotencia.
La narración se desarrolla aún más con el general Harald Kujat, una vez en el pináculo de la OTAN y las fuerzas armadas alemanas, presentando informes explosivos. Estas reuniones informativas, a las que asistieron líderes militares y políticos de toda Europa, denunciaron la corrupción y las maquinaciones dentro de la OTAN y sus supuestos planes para provocar conflictos con Rusia y China. Las revelaciones generales sobre el lavado de dinero a través de redes industriales militares y el uso de guerras de poder como pretexto para la agresión pintan un cuadro de un mundo al borde del caos orquestado.
A medida que esta tormenta se reúne, se dice que un "Despertar" está barriendo a través de los comandos militares de Europa, una realización de las profundas maquinaciones estatales que durante mucho tiempo han manipulado los asuntos globales desde detrás de un velo de secretismo. El posible éxodo de Turquía de la OTAN para unirse a los BRICS significa un cambio sísmico en las alianzas militares, insinuando un reajuste de las estructuras de poder global.
Esta narrativa, aunque compleja, no carece de precedentes. Los paralelismos históricos se pueden trazar a la era de la Guerra Fría, donde el espionaje y las guerras de poder fueron las herramientas de elección en el gran juego de las naciones. La manipulación de Rusia por parte de las agencias de inteligencia occidentales a través de la corrupción financiera y la subversión política sirve como un duro recordatorio de la naturaleza duradera de estas guerras en la sombra.
Las figuras en el centro de esta saga.JFK, Trump, Putin, Xi, Modi, bin Salman-each en su camino, han expresado su desdén por las operaciones encubiertas y las manipulaciones de agencias de inteligencia como la CIA. Su postura unificada contra estas entidades habla mucho de las corrientes subdeporeras de la política global, donde las verdaderas batallas se libran no con armas y bombas sino con información e influencia.
Mientras nos mantenemos en el precipicio de esta nueva era de guerra, una cosa queda clara: la batalla por el futuro no se trata sólo de territorio o recursos sino sobre el control de la información y la narrativa que da forma a nuestro mundo. El apagón selectivo experimentado por AT&T no es más que un vistazo a este oscuro conflicto, un recordatorio de que en la era digital, nuestras mayores vulnerabilidades pueden no ser nuestras fronteras sino nuestros bytes.
Fuente: Gazetteller
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