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¡El Foro Económico Mundial planea hacer cumplir los cierres globales y despojar sus libertades!

Dejemos de lado el ruido y vayamos directamente al meollo del asunto. La declaración de Nicole Schwab en una mesa redonda del Foro Económico Mundial (WEF) en 2020 no fue solo un lapsus o un comentario casual. Fue una admisión flagrante de una estrategia que se ha estado desarrollando ante nuestros ojos, bajo el disfraz de crisis globales y preocupaciones ambientales. La pandemia de COVID-19, a la que Schwab se refirió como una "tremenda oportunidad", ha sido nada menos que un campo de pruebas para los audaces planes del WEF para remodelar la economía mundial.
No se trata solo de hacer del mundo un lugar mejor; se trata de una revisión completa y total de nuestros sistemas existentes, con el WEF a la cabeza. La narrativa de una "emergencia climática" está siendo impulsada no solo por razones ambientales, sino como un pretexto para un cambio sísmico en la economía global, con la naturaleza en su centro. Este cambio no se trata de un cambio gradual; Se trata de arrancar de raíz los cimientos mismos de nuestra sociedad.
Las palabras de Schwab revelan una verdad inquietante: la pandemia fue vista como un catalizador ideal para un cambio rápido y transformador. El tipo de cambio que no evoluciona, sino que estalla, alterando la forma en que vivimos, trabajamos e interactuamos con nuestro planeta. Se trata de aprovechar los flujos financieros masivos y las palancas políticas para diseñar un cambio tan profundo que sea recordado como un giro histórico.
Pero seamos claros sobre lo que esto realmente significa. La visión del WEF incluye conceptos como la agricultura regenerativa y la creación de una "generación de restauración". No se trata solo de ideas innovadoras; Son parte de un esquema más amplio para ejercer control sobre la producción de alimentos, la educación y nuestra propia identidad como seres humanos.
La extralimitación del WEF no termina ahí. Han estado abogando por "cierres climáticos", que recuerdan a las restricciones de Covid. En su artículo "My Carbon – An approach for inclusive and sustainable cities" (Mi carbono: un enfoque para ciudades inclusivas y sostenibles), elogian el cumplimiento por parte del público de las restricciones de Covid y sugieren utilizar tácticas similares basadas en el miedo para hacer cumplir las reducciones de las emisiones de carbono. Se trata de imponer restricciones al público bajo el pretexto de la sostenibilidad.
Los avances en la tecnología de rastreo y vigilancia son vistos por el WEF como herramientas para sofocar la resistencia política contra los programas personales de asignación de carbono. Esta es una perspectiva desgarradora, que imagina un mundo en el que cada una de sus acciones se monitorea y mide con respecto a una cuota de carbono. Es un mundo en el que la libertad personal se sacrifica en el altar de la llamada seguridad y el cuidado del medio ambiente.
El artículo del WEF elogia inquietantemente la aceptación por parte del público de las restricciones draconianas durante la pandemia. No se trata solo de salud pública; Es una prueba de fuego para la obediencia pública. La pandemia es vista por el WEF como un experimento exitoso de cumplimiento social, que prepara el escenario para nuevas invasiones de las libertades personales.
A lo que nos enfrentamos no es a un mero cambio de política o a una nueva campaña medioambiental. Es un movimiento deliberado y estratégico para remodelar el mundo de acuerdo con la visión de unos pocos poderosos. Los planes del Foro Económico Mundial, tal como los discutieron abiertamente Nicole Schwab y otros, no son meras propuestas; Son la base para un nuevo orden mundial, donde los derechos individuales están subyugados a los caprichos de una élite no elegida.
Esta es una llamada de atención urgente. El mundo se encuentra en una coyuntura crucial, y las decisiones que tomemos ahora darán forma al legado que dejemos a las generaciones futuras. Es imperativo mirar más allá de la fachada, para desafiar las intenciones de aquellos que dicen representar nuestros mejores intereses. El Gran Reinicio no es un escenario hipotético; Es una realidad que se despliega ante nosotros. La verdadera pregunta es, ¿lo reconoceremos y lo enfrentaremos a tiempo para recuperar el control sobre nuestro futuro colectivo?
Fuente: Gazetteller
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