Cracovia: un cuento de Navidad

Aterrizamos en la ciudad polaca justo a tiempo para disfrutar de la verdadera esencia de las fiestas.

Diciembre 5, 2023 - 10:18
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Cracovia: un cuento de Navidad

¿Cómo describir Cracovia en Navidad? El intenso olor a vino caliente te alcanza mucho antes de que llegues a poner un pie en la mítica plaza del Mercado. Minúsculas luces parpadeantes te hipnotizan desde árboles, monumentos y negocios. Mariah Carey pone la banda sonora con la omnipresente All I Want for Christmas is you –aunque nosotros hubiéramos apostado mejor por Frank Sinatra o Bing Crosby, la verdad sea dicha–. Y, cuando menos lo esperas, ha sucedido. Exacto, amigo: te has contagiado hasta la médula del espíritu navideño más auténtico y ya nada podrá remediarlo.

No te preocupes: no se nos ocurre una ciudad más acertada para vivir la esencia de estas fiestas que la ciudad polaca, así que abrígate bien y prepárate, que nos lanzamos a conocerla de cabo a rabo.

RYNEK GLÓWNY

Quizás pequemos de pretenciosos, pero podríamos afirmar que los 40 mil metros cuadrados de la Rynek Glówny, la plaza medieval más grande de toda Europa, concentran la mayor parte del ambiente festivo de Cracovia durante estas fechas.

Rynek Glówny en Cracovia

Rynek Glówny, en Cracovia Getty Images

Al hecho de que en ella se hallen algunos de los iconos más emblemáticos de la ciudad –digamos, por ejemplo, la mítica Lonja de Paños, las iglesias de Santa Catalina y de Santa María (de obligada visita aunque sea únicamente para admirar su maravilloso retablo) o la Torre del Antiguo Ayuntamiento–, se añade otra fantasía más: desde el último domingo de noviembre, varias decenas de puestecillos se adueñan del espacio dando forma y color al mítico Mercado de Navidad.

En un extremo de la plaza un gran árbol –también de Navidad– revindica su protagonismo. Junto a él, las famosas calesas de caballos, engalanadas para la ocasión, esperan pacientes a aquellos turistas que buscan contemplar la ciudad desde un punto de vista diferente.

Ver galería: los mejores mercadillos navideños de Europa

Pero a nosotros, sin embargo, no se nos ocurre mejor plan que perdernos entre tenderetes: objetos decorativos de todas las formas, materiales y colores imaginables nos tientan desde cada uno de ellos. Es el momento de maldecir el haber llenado la maleta de tantos jerséis y bufandas… ¿Cómo no se nos ocurrió dejar espacio para estas maravillas?

Caballos engalanados en Cracovia.

Caballos engalanados en Cracovia. Alamy

MARAVILLAS GASTRONÓMICAS

Coronas elaboradas de manera artesana con hojas de pino y piñas, enormes galletas de jengibre, productos hechos de lana, de madera, de croché, de cristal… Espera, ¿pero eso qué es? ¡Pierogis! Ejem… hagamos una parada.

Y es que la gastronomía, como todo buen mercado, también tiene cabida aquí. Y sí, lo reconocemos: lo más complicado será decidir por cuál de las propuestas decantarnos. Estas empanadillas de huevo y harina, rellenas de queso, patata o carne tan típicamente polacas, pueden ser una buena opción. Aunque juraría que aquellas salchichas nos están mirando desde las brasas de aquella barra…

Acompañados de un buen vino caliente para entrar en calor –o cerveza para los más valientes–, cualquiera de las opciones será una cierto seguro.

Eso sí, un consejo antes de continuar: aunque el mercado está abierto desde temprano en la mañana hasta la noche, el mejor momento para visitarlo es cuando atardece y las luces comienzan a inundarlo todo. Es entonces cuando, tanto polacos como turistas, se acercan hasta aquí y el ambiente llega a su punto culmen.

Pierogis.

Pierogis. Alamy

Si la gastronomía callejera no nos convence o no termina de saciarnos, existen algunos lugares que, sin duda, alcanzarán todas nuestras expectativas. Por un lado, Szara Gés, ubicado en uno de los laterales de Rynek Glówny. Alta cocina de raíces polacas en un local elegante que bien podría ser un auténtico museo. El ganso en cualquiera de sus variedades es la especialidad. De postre, sin duda, Grey Goose: el plato más sorprendente que se puede imaginar.

Klimaty Poludnia, por su parte, se trata de un coqueto restaurante escondido en un antiguo patio en el que degustar, una vez más, la esencia de la gastronomía polaca. ¿Para qué hemos venido si no?

Si lo que apetece es, sin embargo, algo más dulce, en E. Wedel, una clásica chocolatería cuyo origen se remonta a 1851, podremos deleitarnos con infinidad de propuestas. ¡Solo apto para los más golosos!

Aunque para escapar del frío no será mala idea tomar algo en cualquiera de los bares o cafeterías que ocupan las galería subterráneas de la Lonja de Paños: todo un mundo se esconde en el subsuelo.

Szara Gs

Alta cocina polaca en el centro de Cracovia. Szara Gés

Pero recordemos, ¡estamos en Cracovia en Navidad! Es la hora de venirnos arriba y catar algunos de los platos típicamente navideños y tradicionalmente polacos. ¿Por ejemplo? La Zupa Grzybowa o sopa de boletus –las setas son apuesta segura en cualquiera de sus variantes en este país–, el popular Bigos –un guiso de chucrut, carne y embutidos que cenan muchas familias en Nochebuena y que está considerada la receta nacional por excelencia– o, en caso de que no nos animáramos en el Mercado de Navidad, los típicos pierogi. ¿Para acompañar? Un buen vino polaco, ¡claro que sí!

Pero aquí no acaba la cosa: nosotros somos de los de un poquito de dulce después de la comida. Así que para darnos el gusto nada como acercarnos a cualquiera de las muchas pastelerías repartidas por la ciudad, como Kameccy, para catar uno de los pasteles más exclusivos de la Navidad polaca: el Makowiek, un bizcocho elaborado con semillas de amapola, es bocado obligado.

El popular Bigos polaco.

El popular Bigos polaco. Alamy

Pero no, va a ser que no terminamos de saciarnos de espíritu navideño… ¡Queremos más! Muy bien, que no cunda el pánico. Para lograrlo solo tendremos que continuar paseando por las calles y plazas del centro histórico de Cracovia. Unos metros más allá, en la Maly Rynek o plaza de la Carne –en su día se destinó esta otra plaza únicamente a los productos cárnicos por el fuerte olor que producían-, las luces y guirnaldas continúan inundándolo todo.

Mientras caminamos por los alrededores de calles como Grodzka, Florianska o Jagiellonska, los ojos se nos van, irremediablemente, hacia los diferentes comercios. Y es que el arte de la decoración navideña en este país es de premio: hasta el local más pequeño cuenta con tantos detalles que querremos pararnos en todos. Aunque, para decoración navideña, nuestra próxima parada.

CONCURSO DE BELENES

Al margen de sus mercados y luces, hay un acontecimiento que identifica más que a ningún otro que la Navidad ha llegado a Cracovia: el concurso anual de belenes. Más de 80 años de tradición concentrados en unas estructuras, a cada cual más original, que combinan la escena del nacimiento de Jesús con la arquitectura del centro histórico de la ciudad.

¿El resultado? Maravillosas obras de arte que derrochan color e ingenio a raudales. Una competición que va mucho más allá del simple premio y que se ha convertido en toda una tradición.

Beln expuesto en una iglesia de Cracovia.

Belén expuesto en una iglesia de Cracovia. Alamy

Los belenes premiados son expuestos cada primer jueves de diciembre en Rynek Glówny, una ocasión perfecta para contemplarlos. Aunque si se nos escapa la oportunidad, no hay de qué preocuparse: muchos de ellos, tanto de la edición actual como de otras pasadas, son mostrados al público en vitrinas repartidas por toda la ciudad. El gran revuelo que generan a su alrededor suele ser un factor determinante para localizarlos.

COLINA DE WAWEL

Quizás sea el momento de hacer un pelín más de turismo –sinceramente, lo que buscamos es bajar un poco la comida–, y subir hasta la Colina de Wawel. En su cima se concentra más historia que en ningún otro punto de la ciudad, y es que ha sido testigo de todo un siglo de avatares políticos y sociales.

Una visita al Castillo Real de Wawel no podrá faltarnos: hoy día constituye un museo dividido en cinco secciones diferentes. En una de ellas se halla uno de los tesoros nacionales: La Dama del Armillo, de Leonardo Da Vinci.

Pero lo que nos dejará sin palabras ya con solo contemplar su exterior –que, por cierto, podríamos calificar como un auténtico tetris arquitectónico– es la catedral de Wawel, lugar de coronación tradicional de los monarcas polacos en el que se hallan enterrados muchos de ellos. Uno de esos rincones que no dejan indiferente.

Castillo Real de Wawel.

Castillo Real de Wawel. Alamy

Y, casi sin darnos cuenta, llegamos al final de nuestra ruta navideña por Cracovia. No nos han faltado los lugares emblemáticos, las compras, el arte ni la gastronomía. Aunque, ¡un segundo! ¿Qué hay de la música?

No hay más que hablar: nos vestimos bien guapos y nos dirigimos hacia el Royal Chamber Orchestra Hall, un antiguo edificio del siglo XV que solía ser el hogar del maestro de cazadores de la familia real, Kaspar Debinski, y que cuenta con una de las mejores acústicas de la ciudad… ¡Ahí es nada!

Allí, de la mano de algunas de las eminencias musicales más importantes de la ciudad, y copa de vino en mano, tocará disfrutar de un tradicional –y sorprendente– concierto de Navidad. Solo una pista: no, no será Mariah Carey la que suene en esta ocasión…

OTROS CUENTOS DE NAVIDAD POLACOS

  • Mercado de Navidad de Varsovia: La capital polaca alberga un mercado vibrante en la Ciudad Vieja de Varsovia, cuya iluminación navideña crea un ambiente acogedor y festivo. Con una pista de hielo, artesanías locales y una gran variedad de regalos, destaca por sus eventos culturales y la presencia de artistas callejeros.
  • Mercado de Navidad de Gdansk: La ciudad costera, con su toque marítimo y su arquitectura medieval, se convierte en un escenario encantador gracias a su mercado navideño. Situado en la Plaza del Mercado, ofrece productos regionales, juguetes artesanales y delicias gastronómicas.
  • Mercado de Navidad de Breslavia: Un enorme árbol de Navidad y una pista de hielo presiden la Plaza del Mercado de Wroclaw, con sus puestecillos repletos de detalles, la mayoría hechos a mano, y especialidades culinarias locales que nos harán olvidarnos del frío. La ciudad, con sus puentes y canales, crea un entorno pintoresco para disfrutar de las festividades.

Fuente: Traveler

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