Contaminación por aluminio

Una amenaza silenciosa para la salud humana

Marzo 29, 2025 - 09:46
 0  33
Contaminación por aluminio
    • El aluminio está en todas partes: en los alimentos, el agua, los utensilios de cocina, los cosméticos, los antitranspirantes e incluso en las vacunas. La exposición a largo plazo puede plantear riesgos para la salud.
    • El cerebro puede estar en riesgo: los estudios han encontrado altos niveles de aluminio en pacientes con Alzheimer, autismo y epilepsia.
    • Los bebés son especialmente vulnerables: el aluminio en la fórmula láctea, las vacunas y la nutrición intravenosa podría afectar el desarrollo del cerebro y los huesos.
    • Los productos cotidianos contribuyen a la exposición: los utensilios de cocina de aluminio, los antitranspirantes, los alimentos procesados y el agua pueden aumentar la ingesta diaria de aluminio.
    • Reducir la exposición es posible: elegir productos sin aluminio, apoyar la lactancia materna y abogar por regulaciones más seguras puede ayudar a proteger la salud en general.

El aluminio está en todas partes: en los alimentos, el agua, el aire y los productos cotidianos. Es el metal más abundante en la corteza terrestre, pero su amplia presencia en el medio ambiente ha suscitado preocupaciones sobre sus posibles riesgos para la salud. Si bien las pequeñas cantidades de aluminio generalmente se consideran "seguras", la sobreexposición se ha relacionado con graves trastornos neurológicos y del desarrollo, enfermedades óseas y riesgos para bebés y niños.

Una revisión reciente publicada en Environmental Science and Pollution Research destaca el creciente cuerpo de evidencia que sugiere que la exposición crónica al aluminio podría contribuir a afecciones como el Alzheimer, el autismo y la epilepsia, al tiempo que presenta riesgos significativos para los bebés y niños a través de la fórmula, la alimentación intravenosa y las vacunas. Sin embargo, a pesar de estas preocupaciones, los esfuerzos regulatorios para reducir la exposición siguen siendo limitados y muchos consumidores siguen sin ser conscientes de los riesgos.

El aluminio se encuentra naturalmente en las rocas, el suelo y el agua. También se usa comúnmente en antitranspirantes, utensilios de cocina, cosméticos, aditivos alimentarios y medicamentos. Las plantas de tratamiento de agua utilizan compuestos a base de aluminio como coagulantes, y los alimentos procesados a menudo contienen conservantes de aluminio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una ingesta semanal tolerable provisional (PTWI) de 2 miligramos por kilogramo de peso corporal, sobre la base de un nivel sin efectos adversos observados (NOAEL) de 30 mg/kg de peso corporal por día y la aplicación de un factor de seguridad de 100. Este PTWI se aplica a todos los compuestos de aluminio en los alimentos, incluidos los aditivos alimentarios. En particular, el PTWI anterior de 1 mg/kg de peso corporal se retiró en 2011. (Relacionado: RFK Jr. eliminará la laguna legal GRAS de la FDA, lo que obligará a realizar estudios científicos sobre una serie de aditivos alimentarios nocivos, incluidos estos 43 aditivos preocupantes).

Sin embargo, muchas personas, sin saberlo, exceden la cantidad debido a la exposición acumulativa de varias fuentes. Con el tiempo, el aluminio puede acumularse en el cuerpo, lo que puede provocar efectos en la salud a largo plazo. Los grupos más vulnerables incluyen bebés, niños, personas con enfermedad renal (que no pueden eliminar eficazmente el aluminio) y los ancianos.

El vínculo entre el aluminio y las enfermedades cerebrales

Una de las preocupaciones más alarmantes es la posible conexión del aluminio con enfermedades neurodegenerativas. La investigación ha detectado altos niveles de aluminio en el tejido cerebral de los pacientes con Alzheimer, lo que sugiere un posible papel en el deterioro cognitivo.

Un estudio de caso bien documentado ocurrió en 1988 en Camelford, Inglaterra, donde 20,000 hogares estuvieron expuestos a agua potable contaminada con sulfato de aluminio, el peor envenenamiento masivo de agua del Reino Unido. Años más tarde, los estudios encontraron que estas personas tenían deficiencias cognitivas y pérdida de memoria, y algunas desarrollaron síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Estudios similares han encontrado depósitos de aluminio en los cerebros de personas con autismo y epilepsia, lo que genera preocupaciones sobre su papel en los trastornos neurológicos.

Los científicos creen que el aluminio puede alterar las funciones cerebrales clave, particularmente en áreas como el hipocampo, que es fundamental para el aprendizaje y la memoria. Sin embargo, los mecanismos exactos siguen sin estar claros y los investigadores enfatizan la necesidad de realizar más estudios para confirmar una relación causal directa.

Aluminio en fórmula, alimentación intravenosa y vacunas

Los lactantes se encuentran entre los más vulnerables a la exposición al aluminio, especialmente a través de la fórmula infantil, la nutrición intravenosa y las vacunas.

Muchas fórmulas para bebés, especialmente las variedades a base de soja, contienen cantidades significativas de aluminio. Esto es preocupante porque los riñones de los bebés no están completamente desarrollados, lo que les dificulta eliminar el exceso de aluminio. Los estudios han demostrado que los bebés alimentados con fórmula acumulan aluminio en sus cerebros y huesos, lo que genera preocupaciones sobre los efectos del desarrollo a largo plazo.

El aluminio también se utiliza como adyuvante en las vacunas para mejorar la respuesta inmunitaria. Si bien los adyuvantes de las vacunas se han considerado seguros en pequeñas cantidades, a algunos expertos les preocupa que la exposición acumulativa al aluminio de las vacunas en la primera infancia pueda tener consecuencias no deseadas, especialmente en bebés prematuros y de bajo peso al nacer. (Relacionado: La investigación sobre la toxicidad del aluminio mató porque expuso los peligros de las vacunas infantiles).

Otra preocupación importante es la nutrición intravenosa (IV), que comúnmente se administra a bebés prematuros, de bajo peso al nacer u hospitalizados que no pueden alimentarse por vía oral. Las soluciones de nutrición parenteral contienen altos niveles de aluminio, que puede acumularse en los huesos y el sistema nervioso central (SNC), lo que aumenta el riesgo de osteomalacia (huesos blandos) y daño neurológico. Los estudios han demostrado que los adolescentes que reciben nutrición intravenosa con alto contenido de aluminio en la infancia tienen una densidad mineral ósea más baja, lo que los pone en mayor riesgo de fracturas en la vida posterior.

Exposición diaria: Antitranspirantes, utensilios de cocina y cosméticos

El aluminio también es un ingrediente común en los productos de cuidado personal, particularmente en los antitranspirantes, donde actúa bloqueando las glándulas sudoríparas. Sin embargo, la absorción a largo plazo a través de la piel ha planteado problemas de salud. Un estudio de caso sobre "hiperaluminemia" informó que las mujeres que usaron antitranspirantes que contenían aluminio durante cuatro años desarrollaron dolor óseo y fatiga crónica. Después de suspender el uso, los síntomas mejoraron y los niveles de aluminio en la sangre y la orina volvieron a la normalidad.

Los utensilios de cocina y el papel de aluminio también pueden contribuir a la exposición, especialmente cuando se cocinan alimentos ácidos como tomates o platos a base de cítricos. El metal puede filtrarse en los alimentos, aumentando aún más la ingesta diaria.

Para reducir la exposición al aluminio, considere tomar las siguientes medidas:

    • Elige productos sin aluminio. Busca alternativas cuando compres utensilios de cocina y productos de cuidado personal como antitranspirantes y cosméticos.
    • Ten en cuenta las fuentes de alimento. Limite los alimentos procesados con aditivos de aluminio, como el sulfato de aluminio y sodio (un agente leudante y posible neurotoxina), y evite cocinar alimentos ácidos en utensilios de cocina de aluminio.
    • Filtra el agua. Algunos filtros de agua domésticos pueden reducir los niveles de aluminio.
    • Amamanta cuando sea posible. Los datos sugieren que la lactancia materna exclusiva durante al menos seis meses puede proporcionar un efecto protector, lo que podría ayudar a los bebés a metabolizar y eliminar toxinas de manera más eficiente.

Los investigadores enfatizan la necesidad de una regulación más estricta, un mejor etiquetado de los productos y más estudios para comprender los efectos a largo plazo del aluminio en la salud.

Fuente: Natural news

¿Cuál es tu reacción?

like

dislike

love

funny

angry

sad

wow