Las vacunas reprograman el sistema inmunitario

Un destacado experto médico ha lanzado una dura advertencia al público: la creciente epidemia de alergias alimentarias, que ahora es una creciente crisis de salud, se deriva de las vacunas, que están destruyendo el sistema inmunológico de las personas.

Marzo 14, 2025 - 12:17
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Las vacunas reprograman el sistema inmunitario

Según el investigador médico independiente Vinu Arumugham, las proteínas alimentarias de las vacunas pueden estar impulsando el aumento de las alergias alimentarias, un fenómeno que ha sido sistemáticamente ignorado por el establecimiento médico.

Arumugham, un ingeniero electrónico convertido en defensor de la seguridad de las vacunas, comenzó su viaje en este controvertido campo después de que su hijo desarrollara alergias alimentarias y asma potencialmente mortales. Frustrado por la falta de respuestas de los profesionales médicos, él mismo profundizó en la ciencia. Lo que descubrió fue a la vez sorprendente y esclarecedor: cuando las proteínas de los alimentos se inyectan en el cuerpo a través de las vacunas, el sistema inmunitario las percibe como invasores extraños, lo que provoca sensibilización y, en última instancia, alergias alimentarias.

"No nacemos alérgicos a la comida", explicó Arumugham en una entrevista reciente. "Nuestros cuerpos están diseñados para tolerar lo que comemos. Pero si se inyectan proteínas en lugar de ingerirlas, el sistema inmunitario las ve como invasores. Así es como se crean las alergias alimentarias".

Este proceso, conocido como sensibilización inmunitaria, no se limita a las proteínas. También se aplica a las moléculas grandes similares a las proteínas, como los polisacáridos y el polietilenglicol (PEG), que se encuentran comúnmente en las vacunas. La investigación de Arumugham destaca una distinción crítica: el cuerpo humano ha evolucionado para introducir proteínas alimentarias a través de la boca, no a través de inyecciones. Comer alimentos conduce al desarrollo de tolerancia oral, mientras que inyectar esas proteínas puede vencer esta tolerancia y desencadenar una respuesta inmunitaria.

Un descubrimiento centenario ignorado

La conexión entre las proteínas inyectadas y las reacciones alérgicas no es nueva. De hecho, se remonta a principios de 1900, cuando el fisiólogo francés Charles Richet ganó el Premio Nobel por su descubrimiento de la anafilaxia. Richet demostró que inyectar pequeñas cantidades de una sustancia podía sensibilizar al cuerpo, lo que provocaba reacciones alérgicas graves tras la exposición posterior. Su trabajo sentó las bases para comprender cómo las vacunas podrían preparar al sistema inmunitario para que reaccione de forma anormal a las sustancias benignas.

A pesar de los hallazgos revolucionarios de Richet, este conocimiento ha sido en gran medida ignorado o descartado por la inmunología moderna. Como anotó Arumugham, "la primera dosis de la vacuna provoca el desarrollo de alergias. Las dosis posteriores son vacunas de refuerzo para la alergia alimentaria. A medida que se agregan más inyecciones a los calendarios de vacunación, más personas desarrollan alergias y las alergias son más graves".

El ejemplo japonés

Una de las pruebas más convincentes que respaldan las afirmaciones de Arumugham proviene de Japón. A finales de la década de 1990, los investigadores descubrieron que las vacunas que contenían gelatina causaban alergias a la gelatina en los niños. El gobierno japonés respondió eliminando la gelatina de todas las vacunas en el año 2000, lo que provocó una disminución significativa de las alergias a la gelatina.

Este estudio de caso subraya un punto crítico: las proteínas alimentarias de las vacunas pueden causar, y de hecho causan, sensibilización alérgica. Sin embargo, hoy en día, los reguladores ni siquiera están realizando pruebas de contaminación por proteínas, y los fabricantes de vacunas están bloqueando activamente el acceso a los viales para evitar el escrutinio.

El papel de los adyuvantes y los calendarios de vacunación

La investigación de Arumugham también señala el papel de los adyuvantes, sustancias como los compuestos de aluminio que se añaden a las vacunas para mejorar la respuesta inmunitaria. Estos adyuvantes no solo aumentan la inmunogenicidad de las proteínas alimentarias inyectadas, sino que también sesgan el sistema inmunitario hacia las reacciones alérgicas.

El problema se agrava con el calendario moderno de vacunación, que incluye hasta 40 inyecciones en la adolescencia, con hasta cinco administradas simultáneamente. Esta combinación de múltiples proteínas alimentarias y adyuvantes crea una tormenta perfecta para la disfunción del sistema inmunológico, lo que contribuye al aumento de las alergias alimentarias, el asma y otras enfermedades alérgicas.

Un llamado a la acción urgente

Dada la magnitud y la gravedad de la epidemia de alergias alimentarias, Arumugham y otros investigadores piden cambios urgentes en la política de vacunación. Estos incluyen la eliminación de las proteínas alimentarias de las vacunas, la reevaluación del uso de adyuvantes como los compuestos de aluminio y la inclusión de advertencias sobre alergias alimentarias en los prospectos de las vacunas.

"La evidencia es clara", dijo Arumugham. "Tenemos que dejar de inyectar proteínas a los niños antes de que hayan tenido la oportunidad de comerlas. No se trata solo de prevenir alergias, sino de proteger la salud y el bienestar de las generaciones futuras".

El panorama general

Las implicaciones de la investigación de Arumugham van mucho más allá de las alergias alimentarias. Desafían los cimientos mismos de la vacunología moderna y plantean preguntas importantes sobre la seguridad y la eficacia de las prácticas actuales de vacunación.

A medida que el establecimiento médico continúa desestimando estas preocupaciones, la carga recae en los investigadores independientes y los padres preocupados para exigir transparencia y rendición de cuentas.

Fuente: The peoples voice

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