¡Las vacunas como armas en un complot de dominación global!
El programa secreto de genocidio del Pentágono

En una escalofriante revelación, Reuters ha desenterrado una impactante historia de engaño y manipulación orquestada por la misma entidad destinada a protegernos. El Pentágono, que opera desde remolques y edificios okupas en la Base de la Fuerza Aérea MacDill en Tampa, Florida, lanzó una campaña encubierta de guerra psicológica para desacreditar la vacuna contra el COVID-19 Sinovac fabricada en Filipinas.
Esta operación fue una maniobra despiadada para socavar la influencia de China mientras empujaba a sus propios ciudadanos hacia alternativas potencialmente peligrosas, todo bajo el pretexto de luchar contra la desinformación.
Guerra psicológica: una estrategia siniestra
La campaña del Pentágono fue una clase magistral de manipulación psicológica. Con el pretexto de contrarrestar la creciente influencia de China, los agentes utilizaron personajes falsos de Internet para incitar el miedo y la desconfianza hacia Sinovac, la primera vacuna contra la COVID-19 disponible en Filipinas. Esta no fue una misión para proteger, sino para engañar, transformando a un público ya escéptico en opositores a las vacunas.
Desde las sombras de la Base de la Fuerza Aérea MacDill, el personal militar y los contratistas de EE. UU. aprovecharon cuentas anónimas en plataformas como X (anteriormente Twitter) y Facebook. Estos agentes encubiertos, descritos por Reuters como parte de la "fábrica clandestina de propaganda" del Departamento de Defensa, fueron empleados por contratistas como General Dynamics IT. A pesar de sus esfuerzos por permanecer ocultos, sus huellas digitales expusieron el alcance de sus actividades insidiosas.
Los tuits tóxicos del Pentágono
Estos agentes digitales inundaron las redes sociales con mensajes venenosos diseñados para socavar la confianza en la vacuna Sinovac y otras medidas contra la COVID-19. Estos son solo algunos ejemplos de su propaganda tóxica:
- "El COVID vino de China y la VACUNA también vino de China, ¡no confíes en China!"
- "De China: EPP, mascarilla, vacuna: FALSO. Pero el coronavirus es real".
- "¿Se puede confiar en China, que trata de ocultar que su vacuna contiene gelatina de cerdo y la distribuye en Asia Central y otros países musulmanes donde mucha gente considera que esa droga es haram?"
Estas cuentas falsas acumularon decenas de miles de seguidores, lo que profundizó el escepticismo sobre las vacunas en Filipinas. Mientras tanto, el presidente Rodrigo Duterte, lidiando con la reticencia desenfrenada a las vacunas, amenazó con encarcelar a los no vacunados y aseguró el acceso prioritario a Sinovac, tratando desesperadamente de manejar la creciente desconfianza del público.
El doble juego del Pentágono: proteger a los filipinos, sacrificar a los estadounidenses
Si bien el Pentágono advirtió a los filipinos sobre los peligros de Sinovac con el pretexto de protegerlos, no extendió las mismas advertencias a los estadounidenses. ¿La razón? Una agenda calculada y a sangre fría.
El gobierno de Estados Unidos estaba comprometido con un plan que sacrificaba efectivamente a sus propios ciudadanos, empujándolos hacia vacunas no probadas y, al mismo tiempo, silenciaba la disidencia y promovía su seguridad y eficacia. No se trataba de salud pública; Se trataba de controlar, manipular y mantener el dominio geopolítico.
Maquinaciones geopolíticas
Esta operación fue parte de una estrategia más amplia para contrarrestar la influencia de China a nivel mundial. Un alto funcionario del Departamento de Defensa admitió la existencia de la campaña, defendiéndola como necesaria para combatir la llamada "desinformación" de China. ¿La realidad? Este fue un movimiento despiadado para evitar que los países del sudeste asiático cayeran en la órbita de Beijing.
Una orden firmada por el entonces secretario de Defensa Mark Esper en 2019, junto con un proyecto de ley de gastos del Pentágono, allanó el camino para esta despreciable campaña de propaganda. Si bien el ejército de EE.UU. tiene técnicamente prohibido atacar a los estadounidenses con tales operaciones, existe un vacío legal evidente que les permite causar estragos en el extranjero, difundiendo su engaño sin consecuencias.
El engaño doméstico y la agenda del genocidio
Mientras el Pentágono manipulaba el sudeste asiático, los funcionarios estadounidenses impulsaron agresivamente las vacunas contra el COVID-19 en el país, acusando a los críticos de difundir "información errónea" e instando a los gigantes de las redes sociales a censurar las voces disidentes. En una escalofriante muestra de hipocresía, el gobierno de EE. UU. impuso mandatos draconianos de vacunación para los trabajadores corporativos, los empleados federales y el personal militar.
Pero aquí está el truco: en 2021, mientras se ordenaba al Pentágono que cesara los mensajes antivacunas en el extranjero, el escepticismo nacional sobre las vacunas fue aplastado sin piedad. Los expertos en salud pública y los medios de comunicación culparon a los "bots" y a figuras como Robert F. Kennedy Jr. de difundir "mentiras" sobre las vacunas.
Sin embargo, los Twitter Files y los "Facebook Files" revelaron una inquietante colaboración entre estas plataformas y el FBI, trabajando juntos para silenciar cualquier punto de vista opuesto.
La complicidad de las grandes tecnológicas
Los ejecutivos de Facebook dieron la voz de alarma sobre las cuentas falsas del Pentágono que difundían información errónea sobre el COVID en 2020, pero los militares defendieron sus tácticas, alegando que muchas cuentas se utilizaban para la lucha contra el terrorismo. A pesar de las promesas de detener la propaganda relacionada con el COVID, algunas cuentas permanecieron activas y continuaron difundiendo sus mensajes venenosos hasta bien entrado 2021 cuando la administración Biden asumió el cargo.
La complicidad de las grandes tecnológicas no terminó ahí. Los "Twitter Files" expusieron documentos que mostraban que estas plataformas colaboraron con el FBI y otras agencias para censurar las contranarrativas sobre el COVID-19. Un informe de 2022 del Observatorio de Internet de Stanford señaló algunas cuentas de redes sociales desarrolladas por el Pentágono como "bots prooccidentales", pero este mismo Observatorio, a través de su Proyecto Viralidad, trabajó con Twitter para escudriñar y suprimir los tuits que se oponían a la narrativa oficial del COVID-19.
Conclusión: La verdad sin adornos
Esta es una exposición sombría del poder, la manipulación y el control. La campaña encubierta del Pentágono contra la vacuna Sinovac en Filipinas, mientras promueve hipócritamente las vacunas en el país, revela una agenda siniestra. Los filipinos fueron "advertidos" sobre los peligros de la vacuna, pero los estadounidenses se quedaron en la oscuridad, víctimas de un plan calculado y malévolo.
A medida que retiramos las capas de esta oscura operación, una cosa queda dolorosamente clara: la verdadera pandemia es la epidemia de engaño y manipulación perpetuada por quienes están en el poder. Es hora de cuestionar, desafiar y descubrir la verdad sin filtrar detrás de las narrativas asépticas que nos alimentan aquellos que afirman tener nuestros mejores intereses en el corazón.
Fuente: Reuters y Gazetteller
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