¿Por qué ansiamos sal, azúcar y grasa?

Cuando la evolución se convierte en debilidad

Mayo 22, 2025 - 09:19
 0  19
¿Por qué ansiamos sal, azúcar y grasa?

Nuestros cerebros aún viven en la Edad de Piedra, pero en un mundo con comida rápida en cada esquina. Hace 50.000 años, cuando la gente encontraba algo dulce o salado en la naturaleza, era un golpe de suerte. Una fruta madura, un huevo de pájaro, un poco de grasa animal eran recompensas preciosas que significaban la supervivencia.

El cerebro humano se adaptó: aprendió a apreciar estos alimentos, porque proporcionaban energía rápida y eran difíciles de encontrar.

Y aunque hoy vivimos en una época de abundancia de alimentos, nuestros cerebros todavía funcionan como en la Edad de Piedra. Por eso nos resulta más fácil elegir una ensalada que una ensalada verde.

¿Qué pasa en tu cerebro cuando comes algo “bueno”?

El azúcar, la sal y la grasa estimulan la liberación de dopamina, la hormona de la recompensa y el placer. Cada sabor rico en calorías se convierte en una “caricia” neuronal.

Sin embargo, este fenómeno conduce a:
– antojos incluso cuando no tenemos hambre,
– hábitos alimentarios compulsivos,
– disminución de la sensibilidad a los sabores naturales,
– mayor tolerancia – necesitamos más para obtener el mismo placer.

La combinación letal: azúcar + grasa + sal

La industria alimentaria moderna ha comprendido perfectamente cómo funciona nuestro sistema de recompensas. Así aparecieron los alimentos que “hackean” el cerebro:
– comida rápida → sal + grasa + potenciadores del sabor
– pasteles → azúcar + grasas refinadas
– embutidos → sal + azúcar + grasas ocultas
– snacks → mezclas de todo en un solo lugar, en un paquete atractivo.

Estas combinaciones no sólo te hacen engordar, sino que crean una conducta adictiva.

¿Por qué es difícil resistirse?

No se trata de una voluntad débil, se trata de biología.

Los antojos provienen del sistema límbico, la parte del cerebro responsable de los instintos de supervivencia. Las buenas decisiones vienen del neocórtex, la parte racional.

Pero cuando estás estresado, cansado o triste, los instintos ganan. Anhelas algo que te proporcione una dosis rápida de placer, no necesariamente algo saludable.

¿Cómo salir de este círculo vicioso?

No te culpes. Comprenda cómo funciona su cerebro. Ésta es la única manera de reeducarlo.

Esto es lo que puede hacer específicamente:
– reduzca gradualmente el azúcar y la sal (los sabores pueden recalibrarse en 3-4 semanas);
– leer las etiquetas – para identificar los ingredientes trampa (jarabes, sabores artificiales, aceites procesados, aditivos químicos nocivos);
– cocinar en casa – le ofrece control total sobre la calidad y la cantidad;
– consumir grasas buenas en lugar de refinadas – aguacate, aceite de oliva, frutos secos, semillas;
– las comidas regulares, con un contenido equilibrado (proteínas + fibra + grasas buenas) reducen el apetito entre comidas;
– comer con atención – comer despacio, prestando atención a lo que sientes, sin pantalla. Tu cerebro necesita tiempo para sentir la saciedad.

Conclusión: No luches contra los antojos, aprende a comprenderlos.

El anhelo de sal, azúcar y grasa no es una debilidad. Es una antigua programación biológica. Pero ahora ya lo sabes. Y con información y elecciones conscientes, puedes pasar de la reacción a la decisión.

El instinto no debería decidir lo que comes. Pero tú.

Fuente: The new York Times

¿Cuál es tu reacción?

like

dislike

love

funny

angry

sad

wow