No hay emergencia climática
Encabezados por un premio Nobel, más de 1.100 científicos y académicos han firmado un documento en el que declaran que la ciencia del clima se basa más en creencias personales y agendas políticas que en una ciencia sólida y rigurosa
La Declaración Mundial del Clima afirma que la ciencia del clima “debería ser menos política, mientras que las políticas climáticas deberían ser más científicas”.
“Los científicos deberían abordar abiertamente las incertidumbres y exageraciones en sus predicciones sobre el calentamiento global, mientras que los políticos deberían contar desapasionadamente los costes reales así como los beneficios imaginados de sus medidas políticas”, reza la declaración.
La declaración fue organizada por Climate Intelligence, una fundación política independiente fundada en 2019 por el profesor emérito holandés de geofísica Guus Berkhout y el periodista científico holandés Marcel Crok.
El sitio web del Reino Unido Daily Sceptic informó que uno de los principales autores de la declaración, el físico atmosférico Richard Lindzen, ha calificado la narrativa climática actual de “absurda.” Sin embargo, la incesante propaganda de los académicos dependientes de las subvenciones y de los periodistas impulsados por la agenda ha generado una narrativa ampliamente aceptada de que la ciencia está “asentada”.
“Debemos liberarnos de la ingenua creencia en modelos climáticos inmaduros”, afirma la CMR. “En el futuro, la investigación sobre el clima debe dar mucho más énfasis a la ciencia empírica”.
El presidente Biden firmó la Ley de Reducción de la Inflación, que destina 368.000 millones de dólares a la energía “verde” con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 40% para 2030. Cuando Joe Biden era vicepresidente con Barack Obama, la administración subvencionó la energía “verde” con subvenciones federales y exenciones fiscales.
El propio Joe Biden anunció en 2009 una garantía de préstamo de 535 millones de dólares para la empresa de paneles solares Solyndra, junto con 700 millones de dólares de financiación de capital riesgo. Biden dijo que la planta construida con ese dinero daría energía a más de medio millón de hogares. Pero dos años después, la empresa se declaró en quiebra y cerró sus operaciones.
La Declaración Mundial sobre el Clima señala que, desde que salió de la Pequeña Edad de Hielo a mediados del siglo XIX, el mundo se ha calentado mucho menos de lo previsto por los modelos del Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU.
“La brecha entre el mundo real y el mundo modelado nos indica que estamos lejos de comprender el cambio climático”, afirma la CMR.
La declaración sostiene que el clima de la Tierra ha variado, con períodos fríos y cálidos, desde que existe el planeta, y que “no es una sorpresa que estemos experimentando un período de calentamiento”.
Los modelos climáticos “no son ni remotamente plausibles como herramientas de política global”, ignorando, por ejemplo, los beneficios del dióxido de carbono, que “no es un contaminante”.
“Es esencial para toda la vida en la Tierra”, dice la declaración. “La fotosíntesis es una bendición. Más CO2 es beneficioso para la naturaleza, haciendo más verde la Tierra; el CO2 adicional en el aire ha promovido el crecimiento de la biomasa vegetal mundial. También es bueno para la agricultura, aumentando el rendimiento de los cultivos en todo el mundo”.
No hay pruebas estadísticas, dicen los firmantes, “de que el calentamiento global esté intensificando los huracanes, las inundaciones, las sequías y otras catástrofes naturales similares, o haciéndolas más frecuentes”.
“No hay ninguna emergencia climática. Nos oponemos firmemente a la dañina y poco realista política de CO2 neto propuesta para 2050”.
El año pasado, Steven Koonin, subsecretario de Ciencia de la administración Obama, publicó un libro titulado “Unsettled” (No resuelto) en el que decía que “la ciencia es insuficiente para hacer proyecciones útiles sobre cómo cambiará el clima en las próximas décadas, y mucho menos sobre cuáles serán nuestras acciones”.
La idea de que el cambio climático está asentado degrada y enfría la empresa científica, sostenía, “retrasando su progreso en estas importantes cuestiones”.
En 2020, el veterano activista verde Michael Shellenberger escribió un libro titulado “Apocalipsis nunca” en el que lamentaba que la conversación sobre el cambio climático se haya “descontrolado”.
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Fuente: Impacto España Noticias
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