Invasión alienígena: el final de los globalistas
Hollywood nos ha enseñado que los extraterrestres son destructores sedientos de sangre o experimentos siniestros de la imaginación humana. Desde los rayos letales de los marcianos en las películas clásicas hasta las masacres apocalípticas de las superproducciones modernas, el escenario es el mismo: ellos vienen, nosotros perecemos. Las excepciones, como el ingenuo " ET ", son raras, pero incluso allí, detrás de su deseo de "llamar a casa", hay una cara que no inspira confianza.

Pero ¿por qué no nos preguntamos algo más? ¿Por qué viajar distancias astronómicas sólo para hacer daño? Semejante lógica es puramente humana. Los humanos hemos convertido la guerra en un arte, la conquista en virtud y la crueldad en estrategia geopolítica. Llevamos miles de años desatando nuestra furia en nuestro propio planeta. Si tuviéramos los medios necesarios, extenderíamos estas prácticas a lo más profundo del Universo.
Mirando nuestra historia, somos nosotros quienes invadimos, invadimos, destruimos, todo bajo el pretexto de un ideal superior. Películas como " Avatar " nos muestran claramente el espejo: los humanos, con sus armas y su codicia ilimitada, atacan una civilización espiritualmente superior, sólo para saquear sus riquezas. No son los extraterrestres los que tememos que nos ataquen. Nosotros somos los monstruos de la historia.
Más divertido es el espectáculo de los "expertos" discutiendo planes extraterrestres con aplomo. Sin haber visto jamás un visitante cósmico, asumen genocidios, desastres y una locura dictatorial que proyectan con gran certeza. En lugar de preguntarnos qué ideas tendría una civilización que haya descifrado los secretos de los viajes interestelares, imaginamos que será tan primitiva y violenta como nosotros.
¿Por qué los extraterrestres querrían destruirlo todo? ¿Cuál sería el sentido de tal desperdicio de energía? Si necesitaran nuestra agua, podríamos exportarla. Si necesitaran nuestro conocimiento, se irían decepcionados: todavía somos prisioneros de nuestros propios errores. En esencia, los métodos de ataque imaginados para los "marcianos" guardan un sorprendente parecido con las intervenciones de "pacificación" de las grandes potencias de la Tierra.
Somos nosotros los que desestabilizamos, los que nos apropiamos de los recursos y robamos a otros su libertad bajo el pretexto de buenas intenciones.
Con estas intenciones hemos allanado el camino al infierno, convirtiendo la violencia en una herramienta de progreso.
Fuente: Yoga ezoteric
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