De la pandemia al juego de poder

¡una inmersión profunda en las nuevas propuestas peligrosas de la OMS que podrían dictar su vida!

De la pandemia al juego de poder

Uno de los elementos más profundos de la existencia humana es nuestra tendencia al olvido. Se dice que la historia se repite, y por una buena razón: los humanos tendemos a pasar por alto las amargas lecciones que hemos soportado en el pasado.

El lamentable colapso de la democracia europea en la década de 1930 pinta una imagen vívida de ciudadanos que renuncian a su libertad y verdad, intimidados por amenazas existenciales y sucumbiendo al encanto de la propaganda.

Sin embargo, parece que estamos a punto de olvidar estas lecciones nuevamente, con el potencial de consecuencias desastrosas.

El Leviatán dormido se agita

Dos acuerdos legales internacionales están hirviendo a fuego lento dentro del caldero burocrático de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de un tratado "pandémico" y de enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional de 2005.

Ambos se presentarán al órgano rector de la OMS, la Asamblea Mundial de la Salud, en un futuro próximo.


Con una alarmante falta de preocupación pública, estos acuerdos están listos para redefinir la dinámica entre la OMS, los gobiernos nacionales y los ciudadanos individuales. Establecerían un marco de derecho internacional que esencialmente centraliza la autoridad mundial de salud pública dentro de la OMS.

El poder sin precedentes conferido al Director General podría permitir directivas radicales y jurídicamente vinculantes para los Estados miembros y sus ciudadanos.

Desde exigir contribuciones financieras por parte de los estados individuales hasta hacer cumplir la fabricación y el intercambio internacional de vacunas y otros productos de salud; Desde anular los procesos nacionales de aprobación de seguridad para las vacunas hasta imponer cuarentenas nacionales, regionales y globales, el alcance es extenso y las implicaciones profundas.

El Nuevo Orden Mundial

Se establecería un sistema digital global de "certificado de salud", verificando los estados de las vacunas o los resultados de las pruebas. Se establecería una red de biovigilancia, encargada de identificar virus y variantes preocupantes y garantizar el cumplimiento nacional de las directrices de política de la OMS. 

El desencadenante de estos poderes no sería necesariamente una emergencia de salud "real" que causara un daño medible; El mero "potencial" para tal evento podría ser suficiente.

Estas propuestas podrían alterar drásticamente la soberanía de los Estados miembros, los derechos humanos individuales, los principios fundamentales de la ética médica y el bienestar infantil.

El Reino Unido, por ejemplo, podría perder soberanía y autonomía gubernamental sobre sus políticas sanitarias y sociales y aspectos clave de la política económica.

El lenguaje de estos acuerdos es inquietantemente vago. Por ejemplo, una enmienda al RSI trata de sustituir la frase "[l]a aplicación del presente Reglamento se hará respetando plenamente la dignidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas" por una frase nebulosa sobre los principios de "equidad, inclusión, coherencia".

Estas disposiciones podrían erosionar los estándares de la ley médica largamente peleados.

Al no obligar a la OMS a diferenciar sus directrices vinculantes en función de su impacto en los niños, estas regulaciones podrían abrir la puerta a medidas indiscriminadas que incluyen pruebas masivas, aislamiento, restricciones de viaje y vacunación. Incluso podría permitir el uso de productos experimentales y de investigación en poblaciones pediátricas sanas.

Un velo de influencia

Lo que hace que esto sea aún más desconcertante es la influencia desproporcionada del capital privado y los intereses creados en la OMS. Más del 80 por ciento del presupuesto de la OMS ahora proviene de fondos específicos a través de contribuciones voluntarias, generalmente destinadas a proyectos específicos o enfermedades según lo determine el financiador.

En su libro, On Tyranny – Twenty Lessons from the Twentieth Century, Timothy Snyder advierte sobre la tragedia política de la "obediencia anticipatoria". Vimos esta obediencia voluntaria en los ciudadanos globales de 2020 a 2022: la aceptación del uso de máscaras, los bloqueos y las nuevas vacunas. Ahora, estas medidas están arraigadas en las propuestas como directivas potencialmente obligatorias, vinculantes tanto para los Estados miembros como para sus ciudadanos.

La segunda lección de Snyder, defender a las instituciones, ya que no se protegen a sí mismas, resuena profundamente. La autodesignación de la OMS como la "autoridad guía y coordinadora de la[s] respuesta[s] internacional de salud pública" plantea preocupaciones. Sugiere que la organización busca usurpar los ministerios nacionales de salud y los parlamentos soberanos electos.

El Estado de partido único: un cuento con moraleja

"Cuidado con el estado de partido único", advierte Snyder. Esta lección se siente inquietantemente relevante cuando consideramos la ambiciosa toma de poder de la OMS. Aunque la OMS no es un partido político, no tendría que serlo si se convierte en el controlador global de la identificación y respuesta a la "pandemia". 

Podría construir una extensa red de vigilancia de la salud y una fuerza laboral global, financiada en parte por los contribuyentes de las naciones que eclipsa.

Recordar la ética profesional es esencial. La quinta lección de Snyder sirve como un sombrío recordatorio de cómo las propuestas de la OMS podrían desmantelar los pilares de la ética médica, como el consentimiento informado, la dignidad humana, la autonomía corporal y la libertad de experimentación.

Este cambio potencial es inquietante.

Snyder advierte sobre el repentino desastre que exige el fin de los controles y equilibrios, las nociones de emergencia y excepción.

Las propuestas de la OMS, disfrazadas de pasos necesarios para lograr la coordinación y cooperación mundial en materia de salud pública, crearían una infraestructura de vigilancia mundial permanente.

Financiadas por intereses privados y corporativos que se beneficiarían de las respuestas basadas en vacunas, las oportunidades para la explotación privada de las crisis de salud pública serían enormes.

La verdad sobre la libertad

La décima lección de Snyder, creer en la verdad, es particularmente conmovedora en nuestra era de doble pensamiento orwelliano, donde a los lemas se les da estatus religioso y la ideología se confunde con integridad.

Las intenciones de la OMS de crear capacidad para prevenir la propagación de información errónea y desinformación podrían convertirla en la única fuente de verdad "pandémica", una situación cargada de potencial de manipulación y sesgo. 

Debemos recordar asumir la responsabilidad de la faz del mundo. Los rostros enmascarados de 2020 y 2021 podrían verse como manifestaciones visibles de lealtad de la sociedad a la nueva normalidad.

De hecho, "la vigilancia eterna es el precio de la libertad". Esta frase suena cierta cuando contemplamos el potencial de extralimitación autoritaria en los planes de la OMS. Debemos considerar si estamos dispuestos a ceder poderes tan amplios a una organización supranacional, y mucho menos a un solo individuo dentro de ella.

Una súplica a favor de la resistencia

Quizás la lección más significativa de Snyder es destacarse, romper el hechizo del status quo. Como el Reino Unido ha demostrado con Brexit, una nación puede reclamar su soberanía de una entidad más grande.

Parece inconcebible ceder el control sobre las políticas nacionales vitales de salud, sociales y económicas a la OMS.

Al estar al borde de este posible cambio en la gobernanza de la salud mundial, debemos recordar nuestra historia y prestar atención a sus lecciones.

Al hacerlo, podríamos evitar el trágico camino de las lecciones olvidadas y trazar un curso hacia la preservación de nuestras libertades, nuestra soberanía y nuestros derechos humanos fundamentales.

Fuente: Gazetteller