Como resucitar el móvil mojado
¿Sirve de algo meter el teléfono en arroz?, ¿y utilizar un secador? Desmontamos todos los mitos
Es probable que te haya pasado. O como mínimo, conocerás a alguien que lo haya vivido. Las caídas accidentales de un teléfono móvil ocurren todo el tiempo, y a veces, con tan mala suerte de que se producen en el agua. Hace años era un auténtico drama. Ahora, con el avance de la tecnología, ya hay en el mercado una amplia gama de dispositivos diseñados para resistir a mojarse, o incluso a sumergirse. Pero, por si algún un día te sucede este incidente, te resumimos todo lo que puedes hacer.
Una vez un smartphone ha tocado el agua —y suponiendo que no es resistente a ella— es importante seguir una serie de pasos para paliar cualquier posible daño. Lo primero: si el teléfono tiene la pantalla en negro, es imprescindible resistir la tentación de encenderlo. Al revés, hay que apagarlo. Al hacerlo rápidamente, cortas la fuente de alimentación y detienes la corriente de electricidad a través del dispositivo. Puede hacerse extrayendo la batería, si es que es posible, o pulsando sin parar el botón de apagado (sobre todo en el caso de los Iphone).
Después de apagarlo, hay que desmontarlo todo lo posible. Además de la batería, conviene retirar la tarjeta SIM. Después, hay que secar cada uno de los componentes lo más rápido posible. Puede hacerse con un trapo —o lo que tengas a mano— hasta eliminar toda la humedad que puedas. No solo de las piezas, también de las ranuras del terminal.
¿Y si meto el móvil en arroz?
A los teléfonos móviles les rodean muchos mitos, culpa de la cultura popular. El primero es el de que se vician por dejarlos mucho tiempo cargando, el segundo: que el arroz puede salvarlos cuando se han caído al agua. Este cereal es conocido por ser absorbente —para cocinarlo se necesita una doble cantidad de agua— y el boca a boca lo ha colocado como remedio a un incidente como este. Un estudio publicado en el 2014 rompió el mito, concluyendo que era más efectivo dejar el dispositivo mojado al aire libre para que se secase de forma natural, que meterlo en arroz. En realidad, su popularidad se debe a que es el elemento absorbente que solemos tener más a mano, pero ni mucho menos el más eficaz. Además, el arroz podría humedecerse y adherirse al terminal provocando daños mayores.
También hay que descartar malas ideas como el secador de pelo, que además de calentar peligrosamente el teléfono, puede desplazar el agua hacia el interior. Tampoco vale de nada dejar el móvil cerca de un horno y mucho menos introducirlo dentro, aunque por internet circule semejante idea.
Entonces, ¿cuáles son las alternativas? La principal, las bolitas de sílice. Son aquellas que acompañan a determinados productos en muchas cajas, precisamente porque absorben la humedad. No será nada inmediato, el dispositivo tendría que permanecer al menos 48 horas en un bol cubierto de estas bolitas. Y su efecto es limitado. Otra solución no peligrosa: envolverlo en servilletas de papel y cambiarlas cada vez que se humedezcan.
El peligro del agua salada
La sal provoca que los materiales se oxiden, por eso es el agua salada es el mayor enemigo de los dispositivo móviles, incluso de los resistentes. Además de su elevada conectividad, puede provocar corrosión. Y su efecto continúa incluso cuando el teléfono se haya secado, porque los restos de sal pueden quedarse en el interior del circuito. También el cloro es un fuerte oxidante, pero el riesgo en piscinas es menor, porque se encuentra disuelto en grandes cantidades de agua. Así que, como norma general, que se te caiga en la piscina es menos grave que si te sucede en el mar.
¿Cómo saber si mi móvil es resistente al agua?
Para clasificar el grado de protección que un fabricante otorga a un terminal, existe el sistema de protección IP. Es un estándar que va variando según sea mayor o menor la protección, primero al polvo y después al agua. Consta de dos números. Por ejemplo: IP 67. El primero, del 0 al 6, clasifica la protección del teléfono frente a la entrada de objetos extraños, como polvo y suciedad. El segundo oscila entre 0 y 8, y mide la resistencia del dispositivo frente a los líquidos. Es este último el que describe cómo se resistente es nuestro terminal frente al agua.
- Nivel 0. Sin protección
- Nivel 1. Protección frente al goteo. Se ha probado que no deja entrar agua cuando se la deja caer a 200 mm de distancia.
- Nivel 2. Protección contra el goteo. Se ha probado que no deja entrar agua cuando se la deja caer desde 200mm de altura. En este caso concreto, la prueba se hace cuatro veces a diferentes inclinaciones del dispositivo, así que es más fiable.
- Nivel 3. Protección contra el agua nebulizada o en spray, cuando se le echa desde un ángulo de hasta 60º por izquierda o derecha
- Nivel 4. Protección frente a chorros de agua, cuando se le arrojan desde cualquier ángulo a un promedio de 10 litros por minuto.
- Nivel 5. Protección frente a chorros de agua, independientemente del ángulo, cuando se le arroja por medio de una boquilla de 6,3 mm de diámetro, a un promedio de 12,5 litros por minuto y a una distancia no menor de 3 metros.
- Nivel 6. Protección frente a chorros muy potentes de agua, independientemente del agua, cuando el agua se lanza a un promedio de 100 litros por minuto.
- Nivel 7. Protección frente a la inmersión completa del dispositivo en agua.
- Nivel 8. Protección frente a la inmersión completa y continua del dispositivo en agua.
Fuente: Voz de Galicia
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