¡Cómo engañaron al mundo?
El mundo, tal como lo conocíamos, ha soportado el ataque brutal de una fuerza malévola, no sólo en términos de un contagio letal sino de una tiranía calculada que ha resultado en la destrucción de la normalidad y la cohesión social.
La "pandemia" del coronavirus de Wuhan (Covid-19) fue anunciada como una catástrofe imprevista, pero las secuelas pintan una imagen sombría de una catástrofe premeditada, que lleva a millones innecesarios de muertes y una asombrosa pérdida de $ 1.8 billones.
Un precio mortal: desenmascarar el gasto ineficiente
Este gasto, aparentemente desperdiciado en máscaras faciales, kits de "prueba" de PCR y una variedad de excesos autoritarios innecesarios, drenó el alma de la economía global.
El curioso Peter Halligan, en su Substack "Peter's Newsletter", presenta un registro desalentador del costo financiero y humano que la pandemia infligió en nombre de la "salud pública".
Un patrón inquietante que no puede ser ignorado fue el repentino aumento de las muertes después del inicio de la Operación Warp Speed. La inyección de vacunas en la población mundial marcó un aumento sorprendente en la tasa de mortalidad.
Antes del lanzamiento de la Operación Warp Speed, el total de muertes era inferior a dos millones al 30 de diciembre de 2020. Un aumento impactante en esta cifra siguió con muertes que casi se triplicaron a 5,488,817 a fines de 2021, y aumentaron aún más a 6,714,164 para diciembre de 2022. La correlación entre la implementación de la Operación Warp Speed y el horrible número de muertos no puede pasarse por alto.
El aumento incesante de muertes a medida que se desarrollaba 2021 no puede atribuirse a otra cosa que no sean las inyecciones. Surge una perspectiva aterradora de que si estas vacunas nunca hubieran visto la luz del día, el número de muertos habría sido considerablemente menor.
La continua afirmación de los organismos gubernamentales, la industria farmacéutica y los medios de comunicación de que las vacunas Covid fueron "efectivas" suena hueca frente a estadísticas tan sombrías. Si efectivo significaba despoblar el planeta sustancialmente, entonces, de hecho, estos disparos demostraron su valía.
La tragedia no termina aquí. Incluso antes del siniestro advenimiento de las vacunas, muchas muertes podrían haberse evitado si se hubieran permitido el uso de remedios probados como la ivermectina y la hidroxicloroquina. Pero en un giro horrible, los pacientes fueron sometidos a ventiladores y llenos de medicamentos como el remdesivir, lo que llevó a consecuencias fatales.
Casi todos los elementos del protocolo oficial de Covid, ya sean ventiladores, máscaras faciales, cierres o vacunas, marcaron el comienzo de más muertes, no menos. Si Covid hubiera sido tratado como una temporada de gripe típica, la devastación cataclísmica que presenciamos podría haberse mitigado.
Atención: Estados Unidos se enfrenta a la MAYOR amenaza del siglo. . . ¡Un evento que puede dejar 290 millones de estadounidenses muertos a su paso!
Según Halligan, "tal vez hasta el 85% de todas las muertes a nivel mundial por C19 se pudieron prevenir a partir de mayo de 2020", ya que la ivermectina y la hidroxicloroquina demostraron ser profilácticos seguros y efectivos. La decisión consciente de no utilizar estos protocolos de tratamiento a partir de mayo de 2020 costó alrededor de 6 millones de vidas en todo el mundo.
Halligan destaca además las espantosas implicaciones financieras de evitar la ivermectina y la hidroxicloroquina. Salvar vidas con estos remedios probados habría sido una fracción del costo de las tácticas insidiosas empleadas.
The enormous mound of corpses and the complete dissolution of civilization as we knew it stand testament to this brutal reality.
Iatrogenic Deaths: When The Healers Turn Harbingers of Doom
In an alarming revelation, Halligan documents the instances of “Death by healer – iatrogenic death” – from the use of Remdesivir and Midazolam, to the deployment of ventilators, to the physical and psychological torture of the elderly and infirm in medical settings. Todos estos aspectos fueron convenientemente barridos bajo el paraguas de las muertes por C19.
Tales muertes, sin embargo, deberían haber sido clasificadas como asesinatos.
Se le dijo al mundo que la pandemia era una batalla contra un enemigo invisible. Pero el enemigo invisible no era el virus, sino la manipulación insidiosa por parte de las mismas instituciones diseñadas para protegernos.
La supresión deliberada de opciones de tratamiento baratas y efectivas como la ivermectina y la hidroxicloroquina fue un testimonio de esta conspiración calculada.
La comparación entre los costos asociados con estos dos medicamentos y el devastador costo financiero y humano de los protocolos oficiales es nada menos que horrible.
El peaje final: ¿valió la pena?
La pandemia hizo algo más que dejar un rastro de cuerpos a su paso; Destrozó la civilización tal como la conocíamos. Para salvar vidas y mantener una apariencia de normalidad, el costo habría sido significativamente menor si hubiéramos empleado los remedios seguros y probados.
¿Valió la pena el precio que pagamos la pérdida de vidas y la completa interrupción de nuestra sociedad?
La respuesta es un rotundo no.
La gran conspiración de Covid fue un engaño costoso que dejó al mundo tambaleándose en las secuelas.
Esta pandemia no fue solo una crisis de salud; Fue una exposición escalofriante de hasta qué punto los poderes fácticos podían manipular la narrativa, controlar a la población y devastar el mundo.
Fue una batalla no contra un virus, sino contra la esencia misma de la humanidad. Y a medida que el polvo se asienta, nos quedamos cuestionando la confianza que hemos conferido a las mismas manos que juraron protegernos.
Mientras nos distraemos, una catástrofe masiva y letal se cierne sobre Estados Unidos, ¡y aplastará a millones de familias, especialmente aquellas con niños!
Fuente: Gazettletter
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